Puedes estar minutos, horas, días, semanas o incluso
meses analizando una situación, esperando a que
ocurra algo. Intentando poner las piezas en su sitio,
reconstruyendo lo que en su día se rompió,
justificando
lo que pasó, o lo que pudo pasar...
O simplemente puedes dejar aquel destrozo en el
suelo,
y seguir adelante
A veces lo que esperas es peor si lo comparas con lo inesperado.
La razón por la que nos aferramos a nuestras esperanzas es lo que nos mantiene vivos, en pie, esperando.
Esperar es sólo el comienzo,
lo inesperado es lo que cambia nuestras vidas.
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